Mamá todo terreno
mayo 12, 2025
(o cuando lo perfecto es enemigo de lo bueno)
Por María José O’Shea
Directora ejecutiva en Narrativa by Cadem
La semana pasada la encuesta 5C de Cadem preguntó a las madres chilenas con qué arquetipo de madres se definen: si son la mamá cocinera, la amante de la naturaleza, la controladora, la influencer, o la todo terreno, entre otras categorías. Un 32% optó por llamarse “todo terreno”.
Intuyo que el concepto es un disfraz, o un flitro, para a estar a tono con los tiempos. Intuyo que la todo terreno es la que se siente como una especie de pulpo que intenta a duras penas multiplicar sus tentáculos para atender a las infinitas demandas de la vida cotidiana. Es la mamá que trabaja y quiere ser buena en ello, la que tiene que estar en forma para durar más años y dar buen ejemplo a sus hijos, la que sabe de compras de supermercado, tareas, pagos de cuenta, turnos, regalos de cumpleaños. La que maneja sus redes sociales y los controles parentales, la que se saca fotos con los niños en la cruz del Manquehuito y aplaude a sus hijos cuando les dan el diploma de mejor compañeros. La que básicamente explota la capacidad de dividir su espacio mental en todos los compartimentos que significa el deber ser. Y entre ellos, dejar espacio para el disfrute.
La madre todo terreno es una máquina dispensadora de respuestas, de acciones, y muchas veces, de equivocaciones que conllevan una culpa difícil de dimensionar. Apenas tiene tiempo para parar, observar, y decidir quién quiere ser.
Ser madre es tan feliz como difícil.
En el mundo del sicoanálisis el lugar de la madre no es solo ese espacio de cuidado y contención. Desde los primeros días es el nido formativo, el abrazo donde los hijos comienzan a desarrollar su capacidad de pensar que luego los convierte en personas, en agentes morales. Esas personas, en el futuro, tendrán su identidad por o a pesar de su madre. Así de grande es ser madre, por eso es importante decidirlo. Las que han decidido serlo lo saben.
Donald Winnicott, pediatra y sicoanalista inglés, desarrolló una teoría muy bonita: la «madre suficientemente buena» (good-enough mother). Plantea que esa madre es la que logra satisfacer las necesidades básicas de sus hijos, entregándoles un entorno seguro y de apoyo, sin ser perfectas ni estar siempre disponibles. El objetivo es que el niño conozca la frustración y la resolución de problemas, lo que le permite desarrollar su capacidad de adaptación y su sentido de sí mismo.
Por eso mi invitación es a dejar el filtro, sacarse el disfraz. No es necesario ser todo terreno.Mejor elija cada una el terreno que le parece importante, y desde ahí, construya su propia maternidad.