¿Contenido repetido sale podrido?

agosto 7, 2025

Por Catalina Fuenzalida
Creativa audiovisual

No me puedo considerar una experta en generación de contenido en redes porque las reglas, trends y gustos de los usuarios van cambiando constantemente. Pero trabajo todos los días, de una forma u otra en eso; y creo genuinamente que algo que la gente aprecia en una publicación es aprender cosas nuevas. 

Hace un par de semanas una compañera de trabajo me mandó un reel que explicaba por qué el italian brainrot había sido tan “exitoso”. La explicación, aunque no tengo certeza de sí es real o no, me pareció muy acertada y la creí.  

En el video, explicaban que al juntar conceptos tan lejanos entre ellos como bailarina con capuccino, cocodrilo con avión o tiburón con zapatillas, el cerebro generaba una nueva conexión cerebral. Esta generación era un poco adictiva, porque el placer que te entregaba ese nuevo camino que se había creado en el cerebro se repetía cada vez que volvías consumir ese contenido. Pero, como todo con el tiempo, esa sensación pierde novedad cada vez que se repite y se vuelve tan normal como pensar en pan con mantequilla (sin quitarle el poder del placer que esas dos palabras convertidas en realidad pueden llegar a provocar). 

De esa explicación, me quedo con dos cosas: el placer que genera lo nuevo, slop o no slop, y lo segundo: me ayuda a entender de otra forma lo importante que es subirse a los trends a tiempo, para poder aprovecharse de ese hype que generan las nuevas conexiones neuronales. 

Mi trabajo consiste en, junto a un equipo, crear contenido que sea interesante, bueno y al mismo tiempo distinto: para que sea un aporte y no una repetición.  

Personalmente me pregunto mucho si vale la pena crear contenido solo por mantenerse presente, si será un aporte real o es solo agregar información al exceso de contenido (dato de la cantidad de cosas que se suben). 

Ahí es donde mi pensamiento como consumidora choca con mi necesidad como creadora, porque si no generamos nada, nadie nos ve. Sobre todo sabiendo que una persona pasa en promedio 4 horas y 37 minutos mirando sus teléfonos y 2 a 3 horas en RRSS: es ahí donde tenemos más oportunidades de ser vistos. 

Después de una tarde de doomscrolling, es probable que solo recordemos un porcentaje muy pequeño de todo lo que vimos. Entonces me enfrento a diario con la duda de qué contenido podemos generar que la gente quiera ver y que sea memorable. 

A mi parecer, una de las cosas más importante, y un primer paso esencial, es aspirar a ser coherente con el contenido que se genera. Con esto me refiero a que –entendiendo el contexto de exceso de información y de poca retención– la meta no tiene por qué ser que las personas se acuerden específicamente de lo que vieron, aprendieron o escucharon con una publicación, sino que se queden con la misma sensación siempre después de ver tu contenido. Y que esa sensación sea lo que uno quieres que la gente piense de la marca. 

Una marca que lo hace muy bien es Pictoline, suben contenido realmente todos los días, y a pesar de que siempre me aparecen en feed, y probablemente siempre los leo, no me acuerdo de casi ninguno. Apesar de que no todas son increíbles o memorables, siempre estoy dispuesta a leerlo o sorprenderme porque sé lo que me espera. 

Para eso hay que ser consistente. Así tu público, cuando vea lo que publicaste, va a saber de antes lo que va a recibir y va a querer verlo. 

En segundo lugar, extremadamente importante y repetido por todas partes es la calidad de la narrativa. Cuando una información está bien explicada y contada, aunque sea un tema denso deja de ser aburrida y se vuelve interesante para cualquier persona. Entender cómo contar una historia, o cómo transformar información en storytelling es una habilidad que se puede desarrollar. Por ejemplo, Mark Rober, que es un ex ingeniero de la Nasa, tiene un canal de YouTube y en su canal construye y experimenta con diversas cosas. Puede sonar muy fome. Sin embargo, Rober es un gran contador de historias, y en este video sobre ardillas queda muy bien demostrado. 

Cuando el contenido es así de bueno, logra separarse de la coyuntura y se vuelve atemporal.  

En tercer lugar, nunca hay que olvidar que todas las plataformas son visuales, por lo tanto la calidad gráfica, visual, sonora y el montaje son un factor esencial/clave. Existen miles de canales que se han hecho virales o personas que se han hecho famosas grabando con su teléfono y nada más, pero el cuidado por el contenido se nota y aprecia sin tener que ser un experto en cine o en diseño. 

Lo último, y a mi parecer lo más importante, es ser genuinos con lo que se quiere transmitir y con quien uno es. Cómo consumidora me he dado cuenta que la autenticidad (no tiene que ser contenido ultra inteligente ni ultra especial u original), que las personas sean directas con lo que pretenden ser y encontrar la forma de expresar eso de forma natural y con su propia voz, es algo que se aprecia muchísimo y y genera espacio para crecer. Es por lejos una de las cosas más difícil de lograr: “encontrar” la voz propia. Además, el algoritmo y la configuración de este motiva a crear algo similar al resto, a seguir los trends, y a hablar de lo que todos están hablando. Sumarse a las tendencias digitales de moda no es algo malo, siempre y cuando se haga con un toque único y una voz propia que diferencien ese contenido del resto. Lo importante no es “no tirarse del puente si todos tus amigos se tiran”, sino que es tirarse igual, pero de una manera original para que te distingas y se acuerden de ti.  

Pero como dije anteriormente, cualquier tipo de contenido con el que la persona sienta que aprendió algo nuevo, que creó una “nueva conexión” o le pareció diferente, va a lograr generar un interés en lo que publique esa misma cuenta a futuro. 

Eso es lograr una narrativa, una voz que reconocible, memorable, y honesta. 

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