Qué se trae Melania
enero 22, 2025
Por Francisca O’Ryan
Directora de cuentas en Narrativa by Cadem
Una imagen vale más que mil palabras.
Este clásico dicho es asertivo y refleja muy bien lo ocurrido en el cambio de mando en Estados Unidos y Melania Trump. Con un abrigo cruzado y ajustado a la cintura llegó el lunes la actual primera dama a la segunda toma de posesión de su marido, Donald Trump. Lo más llamativo de su impecable y elegante look fue su sombrero azul marino con una cinta blanca que tapaba casi completamente sus ojos.
Las interpretaciones de este accesorio no se dejaron esperar y han sido múltiples. Por una parte, la editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, criticó el look de Melania señalando que “parecía más una institutriz de la familia real que necesariamente una primera dama estadounidense”. Otros, como Kate Bennett, excorresponsal de la Casa Blanca de CNN, creen que tiene que ver con sus ansias de privacidad. “Su ropa, en mi opinión, realmente reflejaba eso. Sus siluetas se volvieron de mangas largas, cinturas ceñidas, hombros marcados, dobladillos más largos, casi como una vibra militar. Creo que eso se debe a que se sentía como una armadura”, sostuvo.
Los comentarios o más bien críticas fueron variadas y se podrían resumir en una señal: distancia. Y distancia no solo de lo que podría significar su rol en este nuevo período, sino también con su marido, quien no la pudo besar cuando se acercó para hacerlo tras la toma de posesión.
La señal de Melania en una instancia donde tenía todas las miradas puestas en ella habla por sí sola y no parece casual. En el mundo de las comunicaciones existe la verbal y la no verbal, y ambas tienen la misma importancia en cualquier contexto. ¿Por qué? Porque todo comunica y tiene valor. Es más, el psicólogo Albert Mehrabian planteó y desarrolló la regla 55-38-7 que establece que el 7% de la comunicación es verbal, el 38% paraverbal (uso de la voz) y 55% es no verbal (lenguaje corporal).
Ambos generan confianza y claridad del mensaje que se quiere transmitir y cuando no están alineadas, se instala una confusión. Y lo de Melania no fue casual: ella alineó su comunicación verbal con la no verbal. Era un statement, una estrategia.
¿Qué quiso decir Melania con su sombrero que hasta impedía a su marido acercársele? No hay medio, por serio y denso que sea, que no esté intentando descifrar el mensaje misterioso de la primera dama, muy distinto al que quiso entregar cuando Trump asumió por primera vez, luciendo un traje celeste tipo Jackie Kennedy.
Melania el lunes marcó un timbre de poder. Y sin siquiera mostrar los ojos, hizo que todas las miradas del mundo estén sobre ella.