Vibe shift

noviembre 11, 2024

Sean Mohanan, un predictor de tendencias norteamericano, acuñó el término vibe shift para referirse a un cambio de atmósfera y paradigma cultural y social que podemos ver y sentir, tanto en la publicidad, como en la política, lenguaje y conciencia colectiva. Dependiendo de la disciplina y el punto de vista, las vibes de cierto tiempo pueden tener distintas duraciones. En el caso de Chile, el estallido social fue la cúspide del pensamiento progresista y desde ese momento el vibe shift más reciente empezó a asomarse. Algunos lo llaman el efecto péndulo: cuando está muy hacia un lado, sólo le queda volver; o la teoría del “tejo pasado” que defendía mucha gente cuando voces más conservadoras intentaban atajar la justificación a la violencia del 2019.

Pero hoy ya estamos ad portas del vibe shift del momento: Trump ganó en Estados Unidos, el bitcoin sube y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, propone derribar todas las barreras que dificultan el despegue de las startups en la zona. En un mensaje en X, escribe: “El camino hacia nuestra competitividad futura está claro. […] Así que vamos hacia adelante, y rápido”.

Adelante y rápido pueden ser palabras clave para definir este cambio de paradigma: los valores que ahora se proclaman tienen que ver con algo neoclásico, con el optimismo y el avance tecnológico, con la seguridad de que el ser humano domina y le da forma al mundo”. El cambio de vibra significa dejar atrás el nihilismo civilizacional sin hijos y decir: “sí, en realidad tener hijos es bueno”.

La ironía, el self deprecating humour que tanto estuvo de moda estos últimos años entre los standuperos, el personaje neurótico, ansioso, políticamente correcto y físicamente débil, ahora se reemplaza por un prototipo vigoroso, masculino, de facciones angulosas, deportista y libre de depresiones y ansiedades. Es lo que en la cultura de internet se conoce como Chad: un hombre simple, ambicioso, honesto y transparente. Por supuesto que estas son caricaturas y arquetipos, pero los vemos todos los días en memes y redes sociales.

Camille Paglia escribió hace muchos años Sexual Personae, un ensayo  extenso y exhaustivo sobre las diferencias y las realidades psíquicas sexuales entre hombres y mujeres, y su relación con el imaginario antiguo. Paglia dice, a grandes rasgos, que la energía sexual femenina sería dionisea, es decir, profunda, misteriosa, oscura y tectónica, parcialmente oculta para los hombres, quienes serían apolíneos, es decir proyectados hacia afuera, hacia el progreso, la civilización, lo pulcro y ordenado. Al recordar esta teoría de Paglia pensé que sería muy simplista decir que hemos pasado de lo dioniseo a lo apolíneo en este vibe shift, porque eso sería decir que el tiempo anterior fue femenino, pantanoso, húmedo y poco definido, lo que sería discutible, ya que venimos saliendo de años donde la burocracia, el Estado, nuevas imposiciones del lenguaje y conductas “correctas” han marcado la pauta, normando toda interacción humana – basta pensar en la Ley Karin-.

Esa normatividad extrema es una degeneración del acuerdo y tejido social: es imposible normarlo todo, porque efectivamente existe una dimensión dionisia, indefinida, húmeda y oscura que no tiene nada que ver con la neurosis, sino con la tranquilidad femenina de pertenecer íntimamente a la naturaleza impredecible y enorme. 

El vibe shift y su optimismo ante la maternidad viene con las mujeres a la vanguardia, puesto que ellas reinan en su cuerpo y deciden cuándo parir o no. El discurso de la maternidad incómoda, limitante, simbólica de un castigo por un pecado original pierde relevancia en este nuevo cambio, porque más mujeres abrazan su cuerpo, su sistema reproductor y sus cambios como una máquina perfecta y milagrosa. El auge de las tradwives en redes sociales, por más ridículamente guionizadas que sean sus vidas, ha permeado fuerte en la cabeza de muchas mujeres que ya no sueñan con trabajos ni con parar un taxi en Manhattan en traje de dos piezas, sino que idealizan caminar por un prado con una guagua en la cadera y un balde de leche de vaca fresca en la mano. Los roles tradicionales de género experimentan una renovación y las mujeres republicanas que votaron por Trump se sienten más seguras al admitir que el feminismo no las representa, que sus maridos pagan todo y que ellas no se encuentran sometidas a esa vida, sino que la eligieron.  En chile, incluso, en estos días está comenzando a aparecer cada vez más en redes Emilia Dides, la candidata a Miss Universo que representa a nuestro país, cuyo pelo largo castaño y suntuoso y atlética figura vuelve a poner en el espacio público a la mujer como digna de reconocimientos de ese estilo, después de que las vibras de años anteriores intentaran sepultar todo lo que tuviera que ver con concursos de belleza (recordar la cancelación del concurso Miss Reef por cosificar a la mujer). Pero al otro lado, en cambio,  el feminismo radical surcoreano vuelve a renacer con el movimiento 4B:

  • No tener sexo con hombres  (bisekseu)
  • No dar a luz  (bichulsan)
  • No tener citas con hombres  (biyeonae)
  • No casarse con hombres  (bihon)

La idea del renacer de este movimiento en Estados Unidos tiene relación con la elección de Trump y la eventual revocación de derechos reproductivos.

Pero el vibe shift no se queda callado: múltiples conservadores contestan, con sorna, que por fin las mujeres feministas liberales han entendido que la promiscuidad celebrada desde la revolución sexual no es conveniente para ellas.

En Chile no nos quedamos atrás en este cambio de vibra, pero se ve más en lo político que en las tendencias reproductivas: la encuesta Plaza Pública de Cadem arrojó hoy que el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, tiene un 81% de imagen positiva y que un 42% de los chilenos lo eligió a él como modelo ideal del próximo Presidente de Chile. El segundo elegido fue Trump.

¿Pero qué significa este vibe shift para el mundo de las comunicaciones? Pues un montón de cosas. En primer lugar, tendremos que saber navegar un ambiente laboral más orientado al éxito y a los resultados. También tendremos que hablarle a la gente en términos más concretos, más fáciles de interpretar, donde los mensajes apelen a un cerebro más reptiliano que a uno tan ideologizado. Las palabras “normalizar”, “romantizar”, “territorios”, “habitar el cargo”, “maternar y afines, ya llevan un rato siendo ridiculizadas por nuevas voces más irreverentes. Las opiniones honestas y temerarias van a ganar más atención, ya que los discursos políticamente correctos hoy se leen como añejos, impostados, insinceros.

                  No obstante, como todo vibe shift, tiene fecha de caducidad y los más neuróticos podríamos empezar a proyectar cuándo y por qué se dará el cambio al otro lado nuevamente. Ya se han empezado a ver expresiones que llevan el péndulo “demasiado hacia un lado”, cayendo en vulgaridades e incivilidades, como la frase “your body, my choice” (tu cuerpo, mi decisión)  que pulula en redes sociales como burla al mantra feminista “my body, my choice” (mi cuerpo, mi decisión). Ese tipo de transgresiones, si los nuevos representantes de los tiempos que corren quieren cuidar su reinado, deberán ser frenados a tiempo, para que no corrompan el espíritu optimista del nuevo paradigma.


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